RESEÑA HISTÓRICA : LA HEROÍNA OBRA BASADA EN ENCARNACIÓN EZCURRA por Mónica Ogando

ncarnación Ezcurra tuvo un gran protagonismo político en tiempos en que las mujeres estaban relegadas al ámbito doméstico. Su enérgico accionar en la llamada Revolución de los Restauradores construyó el terreno político para que su esposo Juan Manuel de Rosas volviera al poder en 1835. “Quiero ser tu primera colaboradora. Quiero servirte mejor que tus mejores amigos”, le escribe en 1833.

Entonces Rosas había sido reelecto gobernador pero no acepta el cargo, a pesar de las súplicas del pueblo y de la Legislatura. El partido Federal estaba ferozmente dividido entre los "cismáticos" y los "apostólicos", leales al Restaurador. Rosas no acepta presiones y organiza un Ejército Expedicionario de dos mil hombres, se aleja de la ciudad y de la provincia, y se interna en el desierto por más de mil kilómetros hasta el Paralelo 42, alternativamente combatiendo y negociando con los caciques indios. Conquista cerca de 100.000 kilómetros cuadrados de territorio hasta Neuquén y Río Negro en los Andes, rescatando también a dos mil blancos cautivos de las tolderías. Además lleva científicos, geógrafos, médicos, ingenieros, astrónomos. Es un ejército politizado y adoctrinado. Toda esta obra lo hace acreedor por la Legislatura al título de "héroe del desierto", el que por extensión se aplica popularmente a doña Encarnación, a la que el pueblo llama, significativamente, "la Heroína".
Juan Ramón Balcarce había asumido la gobernación de Buenos Aires. Desde el principio comenzaron a surgir desavenencias entre sus partidarios y los de Rosas. Muy pronto la situación se tornó insostenible. Doña Encarnación finalmente resuelve actuar. "Yo les hago frente a todos y lo mismo me peleo con los cismáticos que con los apostólicos... aquí a mi casa no pisan sino los decididos" , le escribe a su marido en septiembre de 1833. Su casa se transforma en un centro febril de actividad: se cruzan señores de levita con hombres de poncho, "federales de categoría" con caudillos de parroquia, informantes de toda índole con el prestigioso general don Facundo Quiroga, mestizos y mulatos, negros libertos y gauchos de las orillas: la chusma que tanto escandalizaba a unitarios y cismáticos.
El 11 de octubre de 1833, se inicia el levantamiento. Se viven momentos de gran tensión. Es una revolución política, pero también es una revolución social. La Revolución de los Restauradores reúne a caudillos de barrio y sus séquitos de hombres de avería con soldados y guerreros de la independencia, a gauchos de "hacha y chuza" con hacendados de la viejas familias patricias como los Anchorena, Arana y Terrero. Es la ilustre comitiva que promueve, representa y conduce la Heroína. De esta amalgama resultará la creación de Sociedad Popular Restauradora, más conocida como la "Mazorca. Los sucesos de octubre confirman el reconocimiento público del liderazgo político de Doña Encarnación, quien escribe a un colaborador: “Ya le he escrito a Juan Manuel, que si descuida conmigo, a él mismo le he de hacer una revolución, tales son los recursos y opinión que he recibido de mis amigos”. Sin embargo, con el regreso de Rosas al poder en 1835, el accionar político de Encarnación se va opacando, como si ya se hubiera cumplido un objetivo. Poco después de las jornadas de octubre, Manuel Maza le había aconsejado a Rosas: “Tu esposa es la Heroína del Siglo: disposición, valor, tesón y energía desplegada en todos los casos y en todas las ocasiones: su ejemplo era bastante para electrizar y decidirse, mas si entonces tuvo una marcha expuesta, de hoy en adelante debe ser más circunspecta, esto es, menos franca y familiar. A mi ver sería conveniente que saliera de la ciudad por algún tiempo”. Con Rosas en Buenos Aires, Encarnación pierde su antiguo protagonismo político y como si fuera una consecuencia directa, su salud se empieza a quebrantar: una parálisis por desnutrición la lleva a la muerte a los 43 años, el 20 de octubre de 1838, luego de una larga enfermedad. Sus funerales fueron los más solemnes hechos a mujer alguna de su siglo, pero además de los más altos funcionarios, fue a despedirla espontáneamente su pueblo, aquel conformado por mestizos, negros y mulatos que lloraron sinceramente la partida de su Heroína.

No hay comentarios: